Evangelio de hoy: San Lucas 19:11-27

Reflexiona:

Jesús dijo: «¿Por qué no llevaste el dinero al banco? Así, cuando yo volviera, recibiría el dinero que te di, más los intereses.»

Piensa:

Entre los muchos asuntos que ocupan nuestra mente y corazón, está la administración de los bienes que el Señor nos ha confiado. El mundo de hoy, al ofrecernos tantas oportunidades para «vivir mejor» y para tener muchas otras nuevas posibilidades, nos envuelve en supuestas alegrías momentáneas para luego caer en trampas y deudas que llevan a grandes angustias, incluso depresiones que influyen en toda la existencia. ¿Te ha pasado algo similar? ¿Conoces personas que sufran esta situación?

Jesús nos recuerda la importancia de ser buenos administradores. Tal vez en la Biblia hay muchas citas sobre nuestra relación con las cosas y el dinero. Al Señor le interesa nuestra felicidad verdadera, y por lo que aquí vemos, también hará un juicio sobre cómo nosotros cuidamos del dinero que nos confía. Recuerda, no se trata de un simple negocio, un buen trato con lo material puede darte paz, tranquilidad, felicidad y asegurarte tu buena relación con parientes y amigos.

Dialoga:

Señor Jesús, estoy aquí para agradecerte que busques mi felicidad. Yo sé que a veces pierdo la calma porque me dejo llevar por cosas que no son relevantes y en la administración de mis bienes no tengo el control necesario. Te pido hoy que me ayudes a entender que todos los bienes no me pertenecen, sino que soy un simple administrador y que debo usarlos tanto cuanto me ayuden al fin para el que he sido creado.

Concéntrate:

Repite varias veces durante el día: «Señor que sea un buen administrador»

Recalculando:

En este tema tan delicado, te invitamos a que hagas con honestidad un análisis de la forma en que administras las cosas materiales: tus ingresos y tus egresos. ¿Hay algún gasto innecesario? Si no te sientes en capacidad para realizar esto, ejercita la humildad pidiendo ayuda a alguien. Si sabes de alguien que está pasando por un mal momento por descuido de sus finanzas, ve a acompañarlo y aconsejarlo.

Texto del Evangelio de hoy:

Jesús estaba muy cerca de la ciudad de Jerusalén, y la gente que lo escuchaba creía que el reino de Dios comenzaría de inmediato. Entonces Jesús les puso este ejemplo:
«Un príncipe fue nombrado rey de su país, y tuvo que hacer un largo viaje para que el emperador lo coronara. Después de la coronación, volvería a su país. Por eso llamó a diez de sus empleados. A cada uno le dio cierta cantidad de dinero, y le dijo: “Haz negocios con este dinero, hasta que yo vuelva.”
»Pero la gente de aquel país no quería a este príncipe, así que envió a un grupo de personas con este mensaje para el emperador: “No queremos que este hombre sea nuestro rey.”
»Sin embargo, el príncipe fue coronado rey y, cuando regresó a su país, mandó llamar a los diez empleados encargados del dinero, para ver cómo les había ido.
»Llegó el primero de ellos, y dijo: “Señor, hice negocios con el dinero, y gané diez veces más de lo que usted me dio.” El rey le dijo: “¡Excelente!, eres un empleado bueno. Ya que cuidaste muy bien lo poco que te di, te nombro gobernador de diez ciudades.”
»Llegó el segundo empleado y dijo: “Señor, hice negocios con el dinero, y gané cinco veces más de lo que usted me dio.” El rey le dijo: “Tú serás gobernador de cinco ciudades.”
»Después llegó otro empleado y dijo: “Señor, yo sé que usted es un hombre muy exigente, que pide hasta lo imposible. Por eso me dio miedo, así que envolví el dinero en un pañuelo y lo guardé. Aquí se lo devuelvo todo.” El rey le respondió: “Eres un empleado malo. Tú mismo te has condenado con tus propias palabras. Si sabías que soy muy exigente, y que pido hasta lo imposible, ¿por qué no llevaste el dinero al banco? Así, cuando yo volviera, recibiría el dinero que te di, más los intereses.”
»El rey les ordenó a unos empleados que estaban allí: “Quítenle a éste el dinero, y dénselo al que ganó diez veces más de lo que recibió.” Pero ellos le contestaron: “Señor, ¿por qué a él, si ya tiene diez veces más?”
»El rey les respondió: “Les aseguro que, al que tiene mucho, se le dará más; pero al que no tiene, hasta lo poquito que tiene se le quitará. En cuanto a mis enemigos, tráiganlos y mátenlos delante de mí, porque ellos no querían que yo fuera su rey.”»

Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual  ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.