Reflexiona:
«Ustedes se quedarán afuera, y llorarán y les rechinarán de terror los dientes, porque verán en el reino de Dios a sus antepasados de lejos».
Piensa:
Hace poco estuve acompañando a un capellán a la cárcel. Y tuve la oportunidad de dialogar con un prisionero. Él había sido privado de su libertad por estafar a unos clientes y también a unos familiares. La estafa se hizo pública y esta persona después de un juicio terminó en la cárcel. A simple vista, la justicia se cumple y me pareció bien que una persona estuviera allí reflexionando si podría cambiar en su comportamiento. Me contó que el sufrimiento más grande, era su pena moral cuando venían de visita sus familiares y se iban. Él en esos momentos se largaba a llorar, porque los veía irse y cada vez estaban más lejos. Era una situación que no podía soportar.
Creo que muchos de nosotros estamos en claro que no deseamos pasar por una situación así. Vivir privados de libertad, y sobre todo llorar porque vemos a los seres queridos libres y lejos. Es obvio que nadie desea esto para si mismo.
Sin embargo, pareciera que en muchas ocasiones no nos damos cuenta de que nos comportamos como si en la vida no hubiera un juicio para nuestras acciones. Por momentos se ha vuelto tan normal el «hacer trampa» en no querer hacer el bien completo. Sabemos disimular la verdad cuando nos conviene, no nos gusta perder ni siquiera en las discusiones y a veces incluso somos capaces de ir a la iglesia para que nos vean, pero luego en nuestra vida con los demás nos comportamos como si no nos fueran a juzgar.
El Señor Jesús nos recuerda que volverá para juzgarnos y que solo los que hayan pasado por la puerta estrecha, es decir, siendo honestos con su fe y su acción, son los que podrán salvarse. No es un juego, es el Señor quien lo dice.
Dialoga:
Señor Jesús, muchas veces estoy distraído y vivo una vida sin sentido pleno. Me gusta pasar el tiempo, y no me concentro en hacer bien las cosas. Prefiero quedar bien con las personas, me agrada que piensen bien de mí. Pero tú sabes Señor que aún me falta mucho para sentirme obediente a tus mandamientos y principios. Ayúdame Señor a ser sincero, a ser fiel y sobre todo que mis acciones sirvan para una vida plena y no deba arrepentirme de haber obrado mal. Seguramente yo solo no puedo, por te pido que me ayudes y me acompañes.
Concéntrate:
Repite varias veces durante el día: «Señor, abre mi entendimiento y mi corazón»
Recalculando:
Si esta historia te impacta, te invito hoy a que hagas un acto exterior y dejes por un día de planificar tantas actividades y vayas a visitar a alguna persona que perdió su libertad. Puede ser por estar en una prisión, o puede ser que por motivos de salud o de edad no pueda salir de su casa, incluso estar postrada. Acompaña a esta persona, y haz el esfuerzo de sentir como esta persona debe estar sintiéndose. Seguro que comienzas a redireccionar tu vida para acompañar a otros y tomas en serio las palabras de Jesús.
Texto del Evangelio de hoy: San Lucas 13:22-30
Durante el viaje hacia Jerusalén, Jesús pasaba por los pueblos y aldeas y enseñaba a la gente. Un día, alguien le preguntó:
—Señor, ¿serán pocos los que se van a salvar?
Jesús contestó:
«Traten de entrar por la entrada estrecha. Porque muchos querrán entrar al reino de Dios y no podrán. Cuando Dios cierre la puerta, si ustedes están afuera ya no podrán entrar. Tocarán a la puerta y dirán: “¡Señor, ábrenos!” Pero yo les diré: “No sé quiénes sean ustedes, ni de dónde vengan.” Y ustedes dirán: “Nosotros comimos y bebimos contigo; además, tú enseñaste en las calles de nuestro pueblo.” Pero yo les contestaré: “¡Ya les dije que no los conozco! ¡Gente malvada, apártense de mí!”
»Ustedes se quedarán afuera, y llorarán y les rechinarán de terror los dientes, porque verán en el reino de Dios a sus antepasados Abraham, Isaac y Jacob, y a los profetas. De todas partes del mundo vendrán a la gran cena que Dios dará en su reino. Allí, los que ahora son los menos importantes, serán los más importantes. Y los que ahora son importantes, serán los menos importantes.»
Texto bíblico: Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.