Introducción

Salmos 10: En la lectura de ayer (Salmos 9), el escritor expresó agradecimiento y alabanza por la ayuda de Dios al derrotar a sus enemigos. En la lectura para hoy, el escritor pide la ayuda de Dios contra los malvados. En algunas tradiciones, los dos salmos se combinan para ubicar a la gratitud expresada en el Salmo 9 junto al desaliento expresado en el Salmo 10. Mientras que el Salmo 10 comienza con un lamento por la aparente lejanía de Dios, concluye con el escritor expresando confianza en que Dios escucha las oraciones de los oprimidos.

Versículo bíblico para hoy: Salmos 10:17

Señor, tú escuchas la oración de los humildes, tú los animas y los atiendes.

Lectura

10 Señor, ¿por qué te quedas tan lejos?,
¿por qué te escondes en tiempos de angustia?
Con altanería, el malvado
persigue rabiosamente al humilde;
pero ha de quedar atrapado
en las trampas que él mismo ha puesto.
El malvado se jacta de sus propios deseos;
el ambicioso maldice y desprecia al Señor.
Levanta insolente la nariz, y dice:
«No hay Dios. No hay quien me pida cuentas.»
Eso es todo lo que piensa.
Siempre tiene éxito en lo que hace.
Para él, tus juicios están lejos,
muy lejos de su vista.
Se burla de sus enemigos,
y piensa que nadie lo hará caer,
que jamás tendrá problemas.
Su boca está llena de maldiciones,
de mentiras y de ofensas;
sus palabras ocultan opresión y maldad.
Se pone al acecho, por las aldeas,
y a escondidas mata al inocente.
No pierde de vista al indefenso:
como si fuera un león en su cueva,
espía al pobre desde su escondite,
esperando el momento de caer sobre él,
y cuando lo atrapa, lo arrastra en su red.
10 Se agacha, se encoge,
y caen en sus garras los indefensos.

11 El malvado cree que Dios se olvida,
que se tapa la cara y que nunca ve nada.
12 ¡Levántate, Señor, levanta tu brazo!
¡No olvides a los afligidos!
13 ¿Por qué, Dios mío, han de burlarse los malos,
pensando que no habrás de pedirles cuentas?
14 Tú mismo has visto su irritante maldad;
¡la has visto, y les darás su merecido!
A ti se acogen los indefensos;
tú eres la ayuda de los huérfanos.
15 ¡Rómpeles el brazo a los malvados!
¡Pídeles cuentas de su maldad
hasta que no quede nada pendiente!

16 El Señor es el Rey eterno;
¡los paganos serán echados de su país!
17 Señor, tú escuchas la oración de los humildes,
tú los animas y los atiendes.
18 Haz justicia al huérfano y al oprimido:
¡que el hombre, hecho de tierra,
no vuelva a sembrar el terror!

Reflexiona

¿Cómo describe el escritor del salmo a los malvados? ¿Qué le pide el escritor a Dios que haga? ¿Alguna vez has sentido que Dios estaba lejos? Si es así, ¿cómo lidiaste con esos sentimientos? Vuelve a leer los versículos 16-18. ¿Qué afirma el escritor sobre Dios?

Ora

Señor Dios, escuchas los anhelos de aquellos que sufren; oyes sus gritos de ayuda y les ofreces esperanza. Cuando me sienta separado de ti, acércame y recuérdame tu amor y cuidado inquebrantables. Amén.

Lectura para mañana

Salmos 11: Una canción de confianza en el Señor.