Leer cualquier documento, incluso la Biblia, puede convertirse en una rutina. Leer siempre la Biblia de la misma manera, puede ser un obstáculo que nos impida descubrir las verdades bíblicas que se encuentran en sus páginas. Así que cuando llegamos a ser «intencionales» sobre la lectura de la Biblia con un enfoque particular o método, la Biblia nos puede hablar de nuevas y emocionantes maneras. Los tres enfoques principales para leer la Biblia son: el socio-histórico, el literario y el teológico. Al seguir alguno de estos enfoques, leeremos la Biblia con ciertas preguntas en mente, interactuando constantemente con las palabras del texto y con su contexto. Cada uno de estos métodos puede revelar distintos aspectos de la Biblia y pueden ayudarnos a profundizar nuestras experiencias con las Escrituras y a sentir la presencia de Dios.

Lectura sociohistórica

El enfoque sociohistórico está interesado sobre todo en el mundo detrás del texto, es decir, las estructuras sociales, los acontecimientos históricos, las costumbres, así como las cuestiones sociales relacionadas con roles, poder y clases. Con él aprendemos a hacer preguntas acerca de los eventos descritos o asumido en el texto bíblico, los principales lugares mencionados (como ciudades, naciones, características geográficas o rutas comerciales) y la escena política en el antiguo Israel (Antiguo Testamento) o en el mundo grecorromano (para el Nuevo Testamento). Asimismo, prestar atención al mundo social detrás del texto puede implicar explorar cuestiones tales como la manera en que los personajes se relacionan entre sí en términos de poder y clases (por ejemplo, rey/sirviente, padre/hijo o maestro/alumno), qué costumbres se asumieron en el texto bíblico, y cómo el mundo bíblico es moldeado por la religión y la filosofía de otros mundos culturales (egipcio, babilónico, griego o romano).

Lectura literaria

El enfoque literario, por el contrario, está interesado en las palabras mismas del texto, es decir, cómo se compone y transmite el mensaje bíblico. Este enfoque nos ayuda a prestar atención a características literarias como palabras claves o temas que se repiten a lo largo de un pasaje o un libro completo, el género literario (por ejemplo: ley, profecía, evangelio, carta), el uso de palabras únicas o inesperadas, el contexto literario del pasaje (lo que sucede inmediatamente antes y después), y cómo se desarrolla la trama o el argumento. Además, el enfoque literario se interesa en los personajes del texto bíblico: cómo se describen e interactúan, lo que saben o no saben, cómo resuelven problemas y afrontan conflictos, logros, caídas y lo que revelan o enseñan acerca de Dios.

Lectura teológica (devocional)

El enfoque teológico (o devocional) busca descubrir nuevas verdades acerca de Dios y nuestra relación con él. Este enfoque, el más personal de los tres, se interesa en el propósito general o intención del pasaje. Trata de responder a preguntas como: ¿qué aprendí acerca de Dios (o Jesucristo) en este pasaje? ¿Qué aprendí sobre la naturaleza humana? Y, ¿qué aprendí sobre mi propia relación con Dios y Jesucristo? En otras palabras, la lectura teológica se enfoca en el «ahora qué» de la lectura de la Biblia: ¿cómo se aplica este pasaje a mi vida y cómo mi vida es transformada (o necesita ser transformada) a la luz de mi lectura?

Para empezar a ser intencionales sobre la lectura de la Palabra de Dios, se puede seleccionar un pasaje y leerlo varias veces, siguiendo cada uno de los enfoques descritos anteriormente. No importa cuál enfoque decidimos seguir, lo importante es el desafío que todos tenemos de llegar a ser más conscientes de la importancia de la Biblia y de cómo podemos ser transformados por ella si la hacemos parte de nuestra vida.